Cientos de personas han cortado este domingo la A-5 en protesta por los planes de soterramiento del Ayuntamiento de Madrid. Los vecinos de los barrios de Aluche y Campamento (distrito Latina) se sienten “engañados” tras el cambio del proyecto que se les presentó en el año 2022, que prometía enterrar la carretera pasada la Avenida Poblados. No obstante, el choque entre la iniciativa municipal y la Operación Campamento (plan de construcción de viviendas) del Ministerio de Vivienda dejará al descubierto 700 metros de autovía.
Entre gritos contra la contaminación del barrio y reclamaciones al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, para que cumpla lo prometido en su campaña electoral de 2019, los vecinos han vuelto a paralizar el tráfico en cuatro de los carriles de la A-5, dirección Badajoz, para pedir que el soterramiento continúe pasada la Avenida de los Poblados. Los manifestantes han portado mascarillas para protegerse de la polución de la vía. “El humo nos mata, el ruido nos remata”, clamaron.
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“Según las mediciones disponibles, la contaminación se encuentra en algunos lugares a más de 30 puntos por encima de lo permitido por la Directiva 2008/50/CE del Parlamento Europeo de calidad del aire, y si no hay soterramiento completo, y con una boca del túnel, esto se puede incrementar”, explica Andrés Piñeiro, portavoz de la Asociación Vecinal de Campamento.
“Nos han dejado cortados”
Manifestantes como Jesús y Paloma llevan 30 años viviendo frente la autovía. “El ruido es insoportable. Por las noches, en verano, no podemos abrir la ventana, tenemos que estar toda la noche con el aire acondicionado”, explica él a Infobae España. “Lo único que se pretende es mejorar la calidad de vida”, asegura. Paloma, por su parte, comenta que se siente “arrinconada” entre dos carreteras, un problema frecuente en el barrio de Campamento, que colinda, además de la autovía, con la Carretera de Aravaca y la de Boadilla del Monte. “Las motos son insoportables, los bomberos, las ambulancias, la policía…” El proyecto de soterramiento permitiría aliviar esta carga, pero ahora su casa se quedará fuera de los planes. “Nos han dejado cortados”, denuncia.
A su lado marcha Carlos, que ha asistido a la convocatoria con su mujer y sus hijos pequeños “para defender los intereses del barrio, el más contaminado de Madrid”, asegura. “Hay muchísimas calles en Madrid solo para residentes, mientras que esta vía (la carretera de Boadilla del Monte), que es totalmente secundaria, soporta un tráfico mayor que la Gran Vía cuando la cortaron”, explica. Por ello, pide que la vía se deje solo para residentes “y que sotierren la A-5 para poder unir barrios y evitar esta barbaridad, que lo único que hace es contaminar”. “Creemos en un barrio mejor. Es uno de los mejores barrios de Madrid: tenemos la línea 10, la línea 5, tenemos Casa de Campo… es una maravilla, pero nos tienen encerrados en un triángulo de la contaminación”.
“Es echar balones fuera”
El pasado 1 de febrero, el Ayuntamiento de Madrid aprobó las obras del futuro Paseo Verde del Suroeste, unos trabajos que enterrarán la autovía A-5 e implantarán en su lugar un bulevar peatonal de 3,2 kilómetros que cambiará los coches por carriles bici, parques y unos 7.200 árboles. Si bien la idea inicial era llevar el recorrido hasta la Avenida de los Poblados, desde el Área de Urbanismo explican que han acordado con el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana “viabilizar anticipadamente el primer tramo”, que acabaría a la altura de la Calle Illescas. La segunda fase vendrá vinculada a la Operación Campamento. “El Gobierno central abonará su parte de financiación (150 millones de euros) cuando se apruebe el proyecto de urbanización de la Operación Campamento, previsiblemente en dos años”, aseguran fuentes del Consistorio. No obstante, el plan no convence a los vecinos, que piensan que “es echar balones fuera”. “Si él (Almeida) en su día prometió eso, debe cumplirlo”, insiste Jesús.
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“Lo que no queremos es soportar ahora tres años de obras, esperar otros dos, y luego otros tres años de obras. No tiene sentido”, explica Piñero. Las asociaciones vecinales han solicitado reunirse con el Ejecutivo municipal, pero no han recibido respuesta. “Vamos a seguir protestando hasta que nos hagan caso”, afirma Piñero. “Nosotros seguimos con fuerza y con el ánimo muy alto, porque sabemos que es una reivindicación justa y que, sobre todo, pensamos en la salud y en el bienestar de los vecinos”.
